Al utilizar gran cantidad de productos para limpiar, se debe pensar que todo ese arsenal químico va a parar a alguna parte. La lejía (un químico más fuerte y destructivo que el cloro), por ejemplo, mata las bacterias que purifican el agua; el fosfato de los detergentes en polvo hace crecer las algas de maresSigue leyendo «Limpieza con mayor sentido ecológico»
