Hoteles verdes: Reto al turismo

https://i0.wp.com/www.viajar.com.do/fotos/hotel-occidental-grand-flamenco-punta-cana.jpgLa mayoría de los hoteles del país tienen un tremendo reto. Además de llamar la atención de los clientes potenciales con publicidad, tendrán que atraerlos con prácticas amigables al medio ambiente. Las encuestas dicen que la mitad de los turistas están dispuestos a pagar tarifas más elevadas si esas prácticas se aplican.

En juego está la competitividad internacional de nuestra industria turística. Puesto que al país le interesa que los hoteles logren competir exitosamente, las autoridades están llamadas a facilitar la adopción de Sistemas de Gerencia Medioambiental (EMS, en inglés) adecuados. En muchos países el Estado subsidia o financia los costos de tal innovación.

Por la creciente conciencia ambiental de las poblaciones de los mercados emisores, muchos hoteles de países en vías de desarrollo han pasado a ser «hoteles verdes». Estos establecimientos se manejan con la doctrina de «las tres r’s», es decir, reducir, rehusar y reciclar. Hay ya una «Asociación de Hoteles Verdes» con estos propósitos.

Los EMS tienen su origen en la «Agenda 21» que gestó la Cumbre de Río de Janeiro en el 1992. La misma exige que el desarrollo se logre de manera sostenible, minimizando los afectos adversos sobre el medio ambiente y preservándolo. También se vinculan a la ISO 14001, el estándar internacional de gerencia ambiental emitido en el 1996 por la Organización Internacional de Estándares.

Los componentes de un EMS atañen a casi todos los aspectos de la operación hotelera. Estos incluyen: 1) una política que comunique su compromiso con el ambiente, 2) un plan de acción para manejar las medidas y los recursos del establecimiento, 3) un programa de capacitación y elevación del nivel de conciencia de los empleados, 4) procedimientos de aplicación de las tres r’s, y 5) acciones de involucramiento comunitario. También se hace un monitoreo constante para mejorar el sistema continuamente.

Los focos principales de acción incluyen el ahorro de agua y energía, la disposición de los desechos sólidos y de las aguas residuales y la relación con la comunidad. La mayor eficiencia en el uso de los recursos reduce los costos operativos. Y el reconocimiento del mercado se traduce en mayor ocupación y más alta tarifa promedio.

Pocos hoteles verdes han logrado instalar todos los componentes. Existen programas formales de certificación de un hotel que ayudan a que eso se logre. Estos auditan la propiedad y conceden la distinción después de comprobar su sujeción a un código de conducta. El mejor conocido a nivel mundial es el de Green Globe (greenglobeint.com), una iniciativa del Consejo Mundial de Viajes y Turismo con sede en Londres. Su logo es ya un ícono del mercado turístico.

Green Globe esta tratando de establecerse como el estándar de la industria en este campo. En el Caribe está avalado por la Caribbean Alliance for Sustainable Tourism (CAST), un apéndice de la Asociación de Hoteles y Turismo del Caribe. De hecho, la región ostenta el liderazgo mundial en cuanto a este tipo de certificación, con más de 100 establecimientos que la tienen. En el país hay seis hoteles ya certificados por GG.

Sin embargo, existen muchos otros EMS de calidad. Algunos tienen carácter nacional (Certificación para el Turismo Sostenible de Costa Rica, «Green Key» de Dinamarca), otros son para ciertas regiones del mundo (Rainforest Alliance en América Latina) y otros para áreas geográficas específicas (Hawaii Green Business Program). Algunos hoteles actúan por su lado para reducir costos y adoptan prácticas sueltas sin necesidad de recibir la certificación.

En nuestro país hace falta que la Secretaría de Turismo estimule a los hoteleros a lograr estas certificaciones. La cartera está llamada a definir una política al respecto, la cual debe determinar si adoptar un sistema nacional similar al de Costa Rica o si debe dejar al libre albedrío de los hoteleros la selección de programa que mejor le convenga. En cualquiera de los casos deben establecerse incentivos fiscales para estos fines.

Pero los EMS no son los únicos estándares de calidad a ser introducidos. Los establecidos por la ISO no se limitan a los aspectos ambientales y son más abarcadores. A través de su Departamento de Empresas y Servicios, Turismo debe persuadir a todos los negocios del sector turístico a cumplir con esos otros estándares. La medida en que lo logre determinará la capacidad de ser competitivos.

Al final, los hoteleros deberán comprender que volverse verdes y la adopción de prácticas de eficiencia y ahorro sólo pueden beneficiarlos. Si bien con ellas se consigue cuidar mejor el ambiente, también con ellas se consigue que el mercado recompense.

La inserción de los EMS es una medida de «realismo comercial» y respetar el medio ambiente es buen negocio.

De Juan Llado
D.L.

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