Existe un temor agazapado de la comunidad ambientalista de que el turismo pueda seguir dañando manglares
La deforestación es un azote de la Humanidad. Una de sus más odiosas manifestaciones es la mutilación de los manglares, un ecosistema costero marino de alta utilidad ambiental. En la RD el daño que les ha hecho el desarrollo turístico ha sido considerable, pero afortunadamente hay maneras de remediarlo y la política pública debe ocuparse de ello.
Los manglares son humedales cuyo nombre es de origen guaraní y su nombre quiere decir «árbol retorcido». Son creados por plantas típicas del litoral tropical y subtropical con gran tolerancia a la salinidad. Se ubican en la zona intermareal, próximos a la desembocadura de ríos y en zonas costeras protegidas como las marismas, estuarios, golfos y ensenadas.
La conservación de los manglares es deseable por sus servicios ambientales y la explotación económica que permiten. Entre los primeros sobresale el de servir de criadero natural a muchas especies, incluyendo peces, crustáceos, moluscos y otros organismos de interés ecológico y comercial. Se estima que un 70% de los organismos capturados en el mar realizan parte de su ciclo de vida en una zona de manglar o laguna costera.
Su relación con otros sistemas terrestres y acuáticos contribuye a la estabilidad y al enriquecimiento de los mismos. Los manglares desempeñan una función clave en la protección de las costas contra la erosión eólica y por oleaje. Con las praderas marinas y los arrecifes, los manglares son las mejores barreras naturales contra los huracanes e impiden la erosión costera.
Pero además, ayudan a estabilizar las cuencas hidrográficas, filtran contaminantes, y protegen a los ecosistemas terrestres evitando la salinización de aquellas áreas aptas para la agricultura. Son también un hábitat para aves migratorias.
Por su contribución a la pesca, los manglares son fuente de subsistencia para muchos habitantes costeros. Tienen un papel relevante en la industria de la madera y de los taninos empleados en las curtimbres y tintorería. Algunos manglares son usados también por excursiones turísticas.
En la RD hay cuatro tipos principales de manglares (rojo, negro, botón y blanco). Un estudio del 1983 estimó que existían entonces unos 225 kilómetros cuadrados de manglares, equivalentes a 225,000 hectáreas distribuidas en todas las provincias costeras. A Samaná correspondía el 26 % de los manglares del país, mientras a Puerto Plata corresponde un 5% y a La Altagracia un 4%. En Barahona y el sureste existe una cantidad poco significativa.
Pero nuestros manglares han sido muy diezmados desde que se hizo el estudio. Históricamente la tala ha sido causada por su uso como fuente de carbón, leña y madera. Pero también los daños son atribuibles al desarrollo urbano, las actividades agrícolas y hasta las granjas de cultivo del camarón. En la Ley 64/00 se establecen bases legales para la protección de estos ecosistemas.
Los daños mas publicitados han sido los causados por el sector turístico, especialmente en la Costa Norte y en Bávaro. Esto así porque los empresarios prefieren colocar sus hoteles al borde del litoral para que los turistas tengan una vista limpia al mar. En el caso de los 17 kms de manglar que hay en Bávaro, incluyendo los adyacentes a la Laguna, esto ha significado una fragmentación del ecosistema que ha mermado su productividad biológica significativamente.
Los daños del turismo descontrolado ocurren en muchos otros países. En México, por ejemplo, el desarrollo turístico ha contribuido a que un 60% de los manglares hayan desaparecido durante los últimos 20 años. En Tailandia y Sri Lanka, la presión turística ha degradado los manglares y destruido arrecifes, lo cual incrementó el grado de devastación del tsunami, ocasionando así más muertes.
Algunos expertos opinan que el manglar de Bávaro es recuperable en gran medida. Se ha hecho una propuesta para crear un canal a lo largo del manglar que permita su uso turístico. Pero ninguna autoridad publica ni ningún proyecto turístico ha emprendido iniciativas para iniciar la recuperación ni mucho menos crear el canal. Como en el caso de otros humedales abusados, las acciones de remediación esperan por los responsables.
Aunque el Ministerio de Medio Ambiente se ha tornado más vigilante y diligente, existe un temor agazapado de la comunidad ambientalista de que el turismo pueda seguir dañando manglares. Por eso y por los grandes servicios ambientales que nos brindan, es preciso que el MINTUR y Medio Ambiente propongan acciones de prevención y remediación al sector privado. De lo contrario continuaremos socavando el futuro de nuestra principal industria.
Con las praderas marinas y los arrecifes, los manglares son las mejores barreras naturales contra los huracanes e impiden la erosión costera.
De Diario Libre